Page 263 - Borges interactivo
P. 263
JOSÉ MARTÍNEZ TORRES • ANTONIO DURÁN RUIZ 263 estancias en el tiempo de Rosas. La fornida pelea con el negro, en el canto VII, no correspon- de ni a la sensación de pelear ni a las momentáneas luces y sombras que rinde la memoria de un hecho, sino al paisano Martín Fierro contándola. (En la guitarra, como solía cantarla a media voz Ricardo Güiraldes, como el chacaneo del acompañamiento recalca bien su intención de triste coraje.) Todo lo corrobora; básteme destacar algunas estrofas. Empiezo por esta comu- nicación total de un destino: Había un gringuito cautivo que siempre hablaba del barco y lo ahugaron en un charco por causante de la peste. Tenía los ojos celestes como potrillito zarco. Entre las muchas circunstancias de lástima —atrocidad e inutilidad de esa muerte, recuerdo verosímil del barco, rareza de que venga a ahogarse a la pampa quien atravesó indemne el mar—, la efcacia máxima de la estrofa está en esa posdata o adición patética del recuerdo: tenía los ojos celestes como potrillito zarco, tan signifcativa de quien supone ya contada una cosa, y a quien le restituye la memoria una imagen más. Tampoco en vano asumen la primera persona estas líneas: De rodillas a su lao yo lo encomendé a Jesús. Faltó a mis ojos la luz, tuve un terrible desmayo. Caí como herido del rayo cuando lo vi muerto a Cruz. Universidad Autónoma de Chiapas