Page 227 - Borges interactivo
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JOSÉ MARTÍNEZ TORRES • ANTONIO DURÁN RUIZ 227 Las grandes almas que la muerte ausenta, de injurias de los años vengadora, libra, oh gran don Joseph, docta la Imprenta. En fuga irrevocable huye la hora; pero aquella el mejor cálculo cuenta, que en la lección y estudio nos mejora. No faltan rasgos conceptistas en la pieza anterior (escuchar con los ojos, hablar despiertos al sueño de la vida) pero el soneto es efcaz a despecho de ellos, no a causa de ellos. No diré que se trata de una transcripción de la realidad, porque la realidad no es verbal, pero sí que sus palabras importan menos que la escena que evocan o que el acento varonil que parece informarlas. No siempre ocurre así; en el más ilustre soneto de este volumen —”Memoria inmortal de don Pedro Girón de Osuna, muerto en la prisión”—, la espléndida efcacia del dístico su Tumba son de Flandes las Campañas y su epitafio la sangrienta Luna es anterior a toda interpretación y no depende de ella. Digo lo mismo de la subsiguiente ex- presión: el llanto militar, cuyo sentido no es enigmático, pero sí baladí: el llanto de los militares. En cuanto a la sangrienta Luna, mejor es ignorar que se trata del símbolo de los turcos, eclip- sado por no sé qué piraterías de don Pedro Téllez Girón. No pocas veces, el punto de partida de Quevedo es un texto clásico. Así, la memorable línea (Musa, IV, 31): polvo serán, mas polvo enamorado Universidad Autónoma de Chiapas