Page 317 - Borges interactivo
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JOSÉ MARTÍNEZ TORRES • ANTONIO DURÁN RUIZ 317 Si hace doble al dolor, también repite las cosas que me son jardín del alma y acaso espera que algún día habite en la ilusión de su azulada calma, el Huésped que le deje refejadas frentes juntas y manos enlazadas.. . Aquí llegamos al tema del soneto, que no es el espejo sino el amor, el pudoroso amor. El es- pejo no espera ver refejadas frentes juntas y manos enlazadas, es el poeta quien espera verlas. Pero una suerte de pudor lo lleva a decir todo eso de manera indirecta y esto está admirable- mente preparado, ya que desde el principio tenemos “hospitalario y fel”, ya desde el principio el espejo no es el espejo de cristal o de metal. El espejo es un ser humano, es hospitalario y fel y luego nos acostumbra a que veamos el mundo apariencial, un mundo apariencial que al fnal se identifca con el poeta. El poeta es el que quiere ver al Huésped, el amor. Hay una diferencia esencial con el soneto de Quevedo, y es que sentimos de inmediato la vivida presencia de la poesía en aquellos dos versos su tumba son de Flandres las campañas y su epitafo la sangrienta Luna. He hablado de los idiomas y de lo injusto que es comparar un idioma con otro; creo que hay un argumento que es sufciente y es que si pensamos en un verso, una estrofa española por ejemplo, si pensamos Universidad Autónoma de Chiapas